Loader Image
Siguenos en:

La articulación de la cadera la forman por un lado la cabeza del fémur, que es mas o menos esférica; por el otro lado la pelvis tiene una oquedad, también esférica, que envuelve la cabeza. Con el tiempo la superficie de la articulación sufre un desgaste progresivo que vuelve el catilago rugoso aumentando la fricción entre las 2 superficies que forman la articulación.

Suele producir dolor en la ingle que aumenta al caminar, el dolor puede extenderse por delante del muslo hacia la rodilla. Con menos frecuencia puede producir dolor en la cara externa del muslo y en el glúteo. Con ciertos movimientos (rotación interna) de la cadera también puede aparecer el dolor y limitación del rango del movimiento, estos síntomas suelen estar presentes desde el inicio de la enfermedad. En muchas ocasiones el dolor se acompaña de cojera.

Es ligeramente más frecuente en mujeres, y suele aparecer más tarde que la artrosis de rodilla, a partir de los 70 – 80 años. Por lo tanto se puede decir que la edad juega un papel fundamental en este tipo de artrosis. Puede aparecer en personas más jóvenes, pero cuando lo hace suele ser debido a factores que predisponen a una progresión más rápida del desgaste articular, como son: deformidades de la articulación de la cadera, enfermedades reumáticas, antecedentes de traumatismo o infecciones en esta articulación, Necrosis de la cabeza femoral. Existe también cierta predisposición hereditaria.

Aunque en el caso de la artosis de cadera no se ha encontrado una relación evidente entre la obesidad y la progresión de la artrosis, todos los especialistas aconsejan evitar el sobrepeso ya que se tolera mucho mejor la enfermedad con un peso adecuado y realizando actividad física diaria. Los analgésicos y antiinflamatorios son útiles para el control del dolor así como los medicamentos modificadores de la enfermedad. La cirugía se reserva para los casos en que el dolor no es controlable con la medicación habitual y/o el paciente ve limitadas sus actividades diarias por el dolor.